jueves, 22 de diciembre de 2011

A veces me siento como...



(Banda sonora del escrito, NECESARIA para leerlo; el gran Wynton Marsalis, tocando Sometimes I feel like a motherless child).

    Acordes de lágrimas caminan… Lentos. Alargados. Soñolientos. Pesados y levemente libres, levemente tristes, viviendo con la inmortal levedad del existir. Hasta que vuela sobre un niño una trompeta para mostrar su dolor. Antes de que lleguen las absurdas tonterías del adulto viene una trompeta dorada y negra para mostrar el dolor. Con sonidos simples pero cargados de magia. Y las flautas y los metales modulan como modula el alma del niño sin madre, que hoy es un adulto sin magia, sin aquel juego. Y yo, desprovisto también me empapo de esta melodía. Y se me cae una lágrima. Sin ti y sin nadie. Sin ti y sin sueño y sin otro y sin otra y sin piel suave, se me cae una lágrima que empapa mi camiseta, sucia del mundo de afuera. Y con la escama de mi piel frotándose con estas melodías que me curan el alma, a pesar de tener el pecho doliente del tabaco y del humo que se desprende de la campana de la trompeta que suena. Con su corretear, corretear lento y simple por cuatro o cinco notas… Pero que me llenan y que hacen estremecerse al niño que llevo siempre al lado. El niño se siente desolado. Como este vibratto. Como este piano. Como ese acorde que sostiene pero que parece no estar. Así, con un sostenuto  dejando que llegue el cambio. Poco a poco… Una pausa. Un grito sordo sin sordina ni tiempo… Una pausa. Una pausa… Secando las lágrimas como si fueran sueños. Esperar. Esperar algo de algo…
    Dejando que los acordes modulen y traigan algo más, algo más de emoción al escorpión del día a día. Poco a poco. Poco a poco. Que lleguen las emociones y las desilusiones y las tristes alegrías y las vacuas felicidades. Pero que llegue algo que haga girar al corazón sin viento. Con más sexy de un sonido que sube y sube como un niño que vuela hacia la montaña rusa de esta nada que nos acoge y nos machaca, pero que suena y vibra y se deja sentir siempre. Sonidos agudos y graves problemas. Así. Saboreando la sal de los ojos de un niño. Un niño sin nada. Un niño en tanto vacío adulto. Un niño en tanta inútil posesión, en tanta pena… Cuando gritan y gritan los sueños y se oye y se oye el intrépido gritar de la nada, que es un precipicio donde estamos todos. Donde estamos todos así. Con un niño cogiéndonos de la mano mientras él grita y nosotros no sabemos nada de ese grito porque sólo escuchamos el bullicio de la rutina, el bullicio de nuestras posesiones, el bullicio del vacío que nos ata a todo cuanto no conserva magia. Y entonces, cuando grita esta trompeta y cuando los acordes gritan con ella, recuerdo de una vez por todas que tengo un niño o una niña al lado acompañándome y entendiendo la magia que ya no tengo, pero que ahora necesita jugar. Necesita tener la Madre que es el juego que aquí llevo. En el alma y en mi lágrima. Entonces me siento a jugar o a llorar con ese niño. Porque soy yo. Y porque está desolado. Y con ganas de gritar. Y escucho a la trompeta silenciándose. Y me escucho, y me escucho por fin, recuperando algo de ese algo que se me perdió por el camino…  




martes, 20 de diciembre de 2011

La mujer de la ventana

                                   (Banda Sonora del relato del compositor italiano Ludovico Einaudi).

    La mujer que mira a la ventana canta siempre cuando los primeros rayos del sol entran por la ventana; canta después de hacer el amor y en la ducha mientras juega con su cuerpo. Bueno, en ese último caso el tarareo se mezcla con leves y pequeños gemidos que se aúnan con el agua caliente y que va dejando rastros de pequeñas gotas, como si esas gotas como pequeñas lapas fueran el deseo eterno de algún hombre (o de alguna mujer). Pero tras ello, ella siempre vuelve y canta frente a la ventana. Como una Enma Bobary, en la ventana. Será por esa extraña forma que toman las cosas, las añoranzas y los recuerdos muertos vistos desde una ventana. Será por ver a la ciudad moverse como un pájaro migrando a algún lugar que aún no conocemos. Será por eso.
    Entre una extraña luz de atardecer grisáceo a la par que enrarecido por tímidos rayos del sol, la mujer de la ventana mira a un horizonte como si fuera esa actriz que sabe que está actuando. Mira como una búsqueda y como un juego que se sabe divertido; como una escultura que se mira en un espejo y ve lo que todo el mundo sabe: que es tan bella y simple al mismo tiempo, que es desnuda e intocable. Con los brazos medio caídos, el pelo castaño enrubiado por el cítrico y menguado rayo de sol, mira por la ventana. Como si ese fuera su único cometido. Como si la Historia entera se detuviera durante un instante para mirarla sólo a ella, como si a ella eso le pareciera un juego, una sonrisa, una mueca de eternidad; entonces llega un deseo: el deseo de la Historia de acariciar la piel suave de la mujer de la ventana; pero no lo hace porque la Historia sabe que es muy torpe y acabaría estropeándolo, acabaría llegando sangre al río de placer de esa mujer perfectamente imperfecta, imperfectamente inigualable…

(Cuadro de Edward Hopper)
    Ya nada ocurre en la ventana si no está ella. Ya la Historia se va a la basura como un papel arrugado si ella falta, si ella no mira por la ventana. Es como la esperanza huída de la caja que guardó Pandora, es como si ella misma fuera Pandora y como si su mirar por la ventana fuera la propia esperanza. Es como si tú y yo no fuéramos nada sin ella. Y cuando vuelve a su silla y la crudeza helada de la habitación se alegra y entonces todo recobra su luz y su abrazo, entonces el frío se acuna plácido en el regazo de una caja que es el mundo entero, y entonces el frío y la distancia no son nada porque la habitación ahora es la ventana que la mira a ella mirar por la ventana…
    ¿Pero de dónde viene ese bosquejo de sonrisa que se le va dibujando muy lentamente en el rostro al mirar por la ventana? ¿Por qué será? Yo no sé por qué. Pero es un espectáculo ver cómo le cambia el gesto nada más sentarse en esa silla, en esa silla con aspecto impávido y helado, y ver también entonces cómo con su sola sonrisa la habitación se caldea de nuevo (en un ir y venir de ciclos amorosos y geniales que querrían ser para siempre), la habitación le da un abrazo a esa lenta y juguetona mueca y entonces, la habitación (ni su silla ni la mesa ni las paredes) ya no es fría; todo lo contrario, la habitación ahora palpita con fuerza. Con una extraña presencia de color rojo anaranjado la habitación se postra ante ella. Y observa mirar a la mujer. La mujer de la ventana. Con sus cabellos mirando a un horizonte sin pasión con una pasión indestructible.  La mujer de la ventana.
    La mujer de la ventana se sonríe. Me ha confesado al oído, después de leer esto, que sonreía porque siempre supo que yo la observaba. Siempre supo que intentaba escribir un poema que acababa siendo sólo un papel más en la basura. Me ha confesado que siempre supo que yo estaba ahí, pero que no podía decírmelo hasta que terminara de escribir algo.
    La mujer de la ventana a la que adoro. 

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Inyección


Sueños que se esfuman
/pasos de martillo, la sangre en las carreteras de mi cuerpo.

Vida que se cae
sobre los ojos inyectados, insomnios de papel vacío,
lugar donde duerme el impulso
a pulso de cañón.

Dos aviones cruzan su camino
/en el cielo dos espadas veo
decir y maldecir al pasajero
/siento tanto no viajar dormido…

y el sablazo
corta a las hojas del otoño que se arrojan
sobre este cuerpo de espejos
donde poco se ve
donde mandíbulas pululan en pesadillas
inmemorables
/sensibles al alba de mi rostro.

Piel de escama
branquias en el desierto de este mundo.
Ojeras pintadas en el asfaltado muro donde el bullicio pisa.

Digo adiós.
Digo nada.
Digo nervio y digo eternidad.

Viviendo fulminante
la parsimonia de la muerte.

¿Dónde encontrar el sosiego eterno de tu ocupado cuerpo de arte puro
en este siempre / tan guerrero
sometido por el nervioso ardor?


sábado, 26 de noviembre de 2011

La voz dormida, crítica


    La voz dormida resurge con fuerza en los oídos. Utilizando el propio título de la película, esta voz, si te dejas empapar por lo que dan las actrices –sobre todo- y los actores, te puede llegar a dejar sordo (de lágrimas o angustia). Estéticamente la oscuridad ocupa una gran parte del espacio, cosa lógica cuando se narra una historia ambientada justo después de Guerra Civil.
    En otras críticas podrás leer que esta película es un déjà-vu de otras ambientadas en la guerra, leerás que es manipuladora por su teatralidad, leerás que hay una total falta de ideas con una repetición de tópicos... Pero leerás, ahora, si estás leyendo esto, que es una magnífica película. Un guión bien trenzado y un argumento que quizás a algunos españoles les pueda parecer repetitivo por su historia (miedo me da eso)… El director Benito Zambrano –ayudado por la novela de Dulce Chacón- sabe muy bien hacia dónde dirigir nuestra atención para no acabar pensando eso que los famosos críticos de cine ven tan bien (como si fueran dioses de la insensibilidad): que la película es un tópico. Lejos de ese pensamiento, la película es un drama desgarrador, desalmado, en el que se nos muestra la brutalidad de una posguerra absolutamente cruel; así es como precisamente Benito Zambrano nos lo muestra. Oscuro (incluso estéticamente puede parecer una película fea, por esa sombra en la que se desarrolla). Cruel. Y atroz. Si todo esto es manipulación –cosa que yo no creo- recomiendo que se dejen manipular
    Más allá de esto, y de un argumento quizás no muy original pero muy humano por el sacrificio que se muestra, la película te empapa el alma, en grandísima parte, por las fabulosas actuaciones. Inma Cuesta y María León (sobre todo, aunque TODO el reparto es destacable) llegan a retorcerte hasta tal punto por dentro, que la empatía con sus personajes puede resultar angustiosa y dolorosa. Pero a pesar de ese dolor, a pesar de los “peros” que se le puedan poner a una historia que nunca debe dejar de contarse, es una película completa, con grandes actuaciones, una buena dirección y un guión muy adecuado. Si uno tiene sensibilidad, sacará sus peros y sus pros y contras a la película, pero siempre se sentirá empapado del dolor de esa posguerra… 


jueves, 24 de noviembre de 2011

En la ciudad del escorpión

    Un paso, dos pasos. Jadeo. Recuperación. Ruido. Bullicio. Amaneceres y pérdidas. Sillas y sentimientos no asentados. Nervio que recorre su corazón, que palpita en la arena fría donde el café caliente humea. Oye. Observa. Se pierde en pensamientos que se van a algún lugar de ese vacío al que algunos llaman Dios. Confunde la presión de las ojeras con algún mal sueño que no llegó a perpetrarse durante la noche, en la que sus venas atascadas sentían cada pequeño pálpito. Pero en la oscuridad una compañera a veces sale de entre las nubes grises del otoño para acompañarle. Y es entonces cuando comienza a soltar su llanto, cuando inhala y exhala pasiones de dolor o calmas lacrimales. Y entonces duerme: siempre tras haber dialogado con la Tierra.
    Y se levanta. Y comienza su día teniendo que volver al terreno desierto de los deberes y de las cosas que hay que hacer para ser un engranaje adecuado en el presente. Y camina. Un paso, dos pasos, jadeo, cigarro. Recuperación y cigarro. El humo es como esa amiga que llegó de noche pero que ahora, en la ciudad (donde los pasos y las miradas son como ese vacío al que algunos llaman Dios), se esfuma por el aire con efímeras y fantasmales esculturas que llegan a otra persona con el olor de ese vacío. Y dialoga sin decir demasiado, sin escuchar a penas nada. A penas nada. En ese noviembre que es un desierto de hojas secas y de arenas donde caminan escorpiones. Escorpiones negros como el olvido, más injusto que la muerte.
   Y sentado en ese lugar en el que la arena fría por donde andan escorpiones y el café humea cálido como el crujido de la leña en el fuego, escucha. Más bien oye. Oye a sus compañeros. En una cafetería atestada de los cerebros que son, por lo visto, el futuro de alguna cosa que se suele llamar presente. Pero sólo oye. Asiente. Disiente sin discusión. Piensa en las hojas secas del otoño y en la arena fría y en la luna, ardiente sol de las sombras en las que caminó por la noche. Aullando penas al aire. Adquiriendo una paz no buscada pero necesitada. Para dormir y escapar. Para escapar de esta tierra de deberes y obligaciones y engranajes. Se detiene y sigue oyendo; mira a su alrededor: un paisaje de gente que camina, habla, sonríe, ríe y toca la superficie de la profundidad de un mundo que se muere en ese falso sol, que no es el de las sombras.
    Ahí sentado. Sin un cielo al que mirar. Sin un sueño ni una paz que conseguir. Un lobo que no aúlla. Un lobo sin un búho escuchante y observador. Un lobo muriendo por el ataque del veneno lento del escorpión de la rutina…



lunes, 14 de noviembre de 2011

Esto


(Banda Sonora del Poema).


Pedimos
un mundo que tarde en apagarse
un llanto que se duerma sobre cuadros
de caricias en la espalda

y un árbol musculoso en la llanura hambrienta de la pena

Guardamos
un rencor que extingue el aire del otoño
un dolor pasado que engulle el presente
de heridas tan colmadas

y un amor que en el mundo es sólo un rincón de la alacena

Somos
un lugar en un pañuelo
un adiós y un para siempre en una calle vacía
de ti / que pisas neblinas avenidas

y una hormiga sola y sin antenas

Agarramos
una mano sin saber que es como otra
una gota que se aplasta en el suelo
de barro que pisamos inquiriéndonos

y un pájaro sin alas que nos regala alas de arena

Nos quedamos
en el mundo irreductible
en el pañuelo donde nos acabaremos encontrando
en la llanura donde el árbol volverá a ser fuerte
en el fuego del otoño
en ti y tu niebla
en la gota que no cae

y en las subidas y bajadas de esta vida en escalera…


jueves, 10 de noviembre de 2011

Ratón y duda


    No sé cómo empezar esta maravillosa idea. No sé si la he entendido bien ni sé si el bien o el mal existen...Ahora, después de algún "no sé" tampoco sé lo que sé con exactitud, ni lo que sé de manera superflua. Por lo tanto, hoy, a estas horas -las 11 menos 10 de la mañana- me he levantado dudoso, ¿demasiado dudoso? En mi casa hay un ratoncillo de campo pululando por alguna de las habitaciones y yo me pregunto: ¿cómo puede andar tan rápido como creo que correteará por este suelo de fango? Qué pregunta tan estúpida, me dice el espejo, eres tú el único que camina por el barro de las dudas, idiota. El ratón, mientras no te lo cargues, es más feliz que tú.
    Entonces, como somos tan listos, vamos a intentar atrapar al ratón, no con el sigilo del gato sino con la torpeza de un gigante, que “es lo que son” –debe pensar el ratón-. Y le colocamos queso en una trampita en la que seguramente yo también caería, porque el queso me encanta. Y entonces me empiezan a entrar ganas de conocer al ratón, de corretear como él sobre el suelo de fango que tengo en mi cabeza y sobre el que le siento corretear a él, tan feliz y tan normal en busca de su queso; me apetece saber cómo corre por la duda. Por la mía imaginada en él. Me apetece acariciarle el bigotito y darle pequeños trocitos de queso mientras como queso y entonces, mientras de verdad estoy comiendo queso veo –muy a mi pesar- al ratoncito aplastado, al lado de un trocito de queso que nunca nadie se comerá.
    Y en el espejo otra vez: ¿cómo puedo sentir el alivio de una duda resuelta tras la muerte del bicho al que admiraba por corretear sobre el fangal de la pregunta no resuelta?
    Qué pregunta tan estúpida, me dice el espejo, ese alivio es un espejismo y si te das la vuelta verás otra vez un ratón más feliz que tú por corretear y por jugar teniendo en cuenta que la duda y el fango son otra parte del juego que es vivir.  


miércoles, 9 de noviembre de 2011

Giggia


Hasta siempre /hasta la memoria que me quede
para ti
azabache de la vida
intuición del juego
gruñidos y mordiscos y saltares y ladridos

fuiste y serás siempre
el palpitar travieso
el juego para el niño que tuvimos en nosotros
/se queda siempre en mí, gracias a ti

eres la carrera
que vivimos dos hermanos
/y tus cuatro patas
eres
ese “eres” del ahora
que se queda en mí porque no te dejo marchar
/aunque no pose una caricia más sobre
el suave ámbar de tu pelo
/y hambrienta de la vitalidad te fuiste
y en el hueco memorial de mi razón
abro un espacio inmenso para toda
tu intuición
para todo
tu juego /para toda
tu sinrazón /que nos llenó de vida.

Siempre cachorra
y mejor protectora de camada
fuiste la muerte que lloramos
y mejor vida que sentimos
/por la que lloramos ahora /
yo… con este verso
que no es nada, ni mero consuelo

sólo los restos
vacíos a donde van tus restos
de vida
que se me quedan grabados
como los bocados en aquellos guantes que vestía de pequeño
para jugar contigo
horas y horas que no eran horas
sino eternidades
que se tallaron en las paredes de mi corazón.

Quédate aquí
quédate…
Eres la protectora de mis sueños y mis juegos/
quédate…quédate y descansa
Giggia…   


lunes, 7 de noviembre de 2011

Arte, oscuridad y belleza en "Cisne Negro"



    Darren Aronofsky se ha confirmado definitivamente como uno de los directores más originales y capaces a la hora de imprimir un ritmo incesante a sus películas. Antes de que llegara Cisne Negro sus películas gozaban de unos potentes recursos visuales y sonoros, una efectiva creación de atmósfera envolvente casi enfermiza, pero sin embargo, casi nunca conseguía crear un todo análogo en el que ese caos de imágenes dinámicas y sombrías se desarrollara.
    Pues bien, en este filme ese todo habita precisamente en la cabeza y en el cuerpo de su protagonista, en la heroína de Aronofsky en la película: Nina (dulce y oscura Natalie Portman que hace el papel de su carrera manteniéndose en todo momento brillante). No importa que el coreógrafo (Vincent Cassel) repita constantemente la obviedad de que Nina necesita descubrir su lado oscuro para conseguir desprenderse del afable cisne blanco; ni tampoco importan las mujeres que exaltan (Mila Kunis: su férrea competidora) o reprimen (Bárbara Hershey: su resentida madre) la sexualidad de la protagonista, sino que lo verdaderamente capital es la transformación de Nina desde la mente de la propia Nina, personaje inmejorablemente trazado por Natalie Portman, gracias a la cuál entendemos todas sus enfermizas emociones en el camino hacia el temeroso cisne negro. Así, Natalie Portman nos guía hacia un final tan ilógico para muchos como artístico para otros. Pero eso sí, es casi imposible que una actriz transmita mejor la tensión y la obsesión de su personaje, haciendo creíble las sangrientas heridas, la masturbación entre peluches , los frenéticos pasos de baile de su personaje o un violento cuadro psicótico, promovido por un mundo en el que impera la competición, lo diáfano y lo negro sobre lo blanco.
    En este viaje cinematográfico no importa demasiado la lógica y el entendimiento de las acciones. Aronofsky contempla el mundo de la danza desde el dolor interno, desde la psicología, el terror, la intriga y por supuesto, desde la belleza. De esta manera, los posibles fallos o discordancias argumentativas que pueda tener la película se encuentran totalmente sumergidos en la obsesión de Nina, forman parte de su mente y de su sueño, el cual culmina en una preciosa escenificación de El lago de los cisnes que realmente encoge, atrapa y emociona, con un final tan terrorífico como bello. Así pues, en esa dualidad que se maneja en el filme, desde el vestuario o el maquillaje, pasando por una técnica un tanto efectista (y sangrienta) pero impecable, hasta los bastidores más recónditos del mundo del ballet, Cisne negro es una historia que deslumbra, que confunde, que no deja de moverse, pero que muy probablemente permanecerá –para bien o para mal- en la memoria de muchos como una gran obra (de arte o de paranoia). 

Trailer subtitulado:

lunes, 26 de septiembre de 2011

El poema del verano.


(Banda Sonora del Poema y de la película Big Fish -Tim Burton, 2003-).


Calor en el que el día se desdibuja como un cuadro anaranjado y amarillo…
/grisáceo cielo accidental/
y otra vez, calor.
Pasión infantil
y juegos con el único sentido de la alegría
la risa por la risa
/con el único sentido del río
que fluye
como existencia /que crea y que recrea expectativas
y sueños que no se quedan en papel.

Sentado en una silla /contemplando cómo
el sol refleja su voz brillante
sobre un agua
que habla
con la voz de chavales que viven, reviven
y perviven con la vida
en la que el verano nos mira vigilante
mientras vigilo
el juego para que no termine en sangre o lloro
/pero
el juego me invade
y salto
y salto
como salta el tiempo
/del recuerdo hacia el agua
y del agua hacia un mañana inevitable.

Mientras los saltos se suceden y el tic tac corre pertinaz 
la risa
/que es como el dócil tacto de una oreja
el calor tan insensato
la calma
el silencio
/que es susurro de una batería, de un bajo o una guitarra
la broma
/cantada por un escarabajo que se acerca
y el juego
/sobre el que comemos un panqueque
pisan sobre la tierra
incapaces de no ser eternos
bajo la mirada del rey astro que también parece sonreír
olvidándose
del tiempo.
Y así
el verano se escapa
como el agua sobre la que saltamos
el verano se escapa
pero el verano se nos queda dentro
como un recuerdo indestructible
que siempre
se quedará
que siempre
se fugará de mi cara
al esbozar una sonrisa…
Sonrisa
que me dice y que me grita gracias por
la suerte
de vuestro juego y vuestra broma /y gracias por
la suerte
de revivir una migaja de la magia de la infancia...



jueves, 16 de junio de 2011

Entonces

(Banda Sonora del Poema)

Si el sol se está muriendo
si la luna está llorando
si la paz está sangrando
entonces,
sueño.

Si los sueños se nos duermen
si la ilusión se vuelve ilusa
si el abrazo está tan solo
entonces,
lágrimas.

Si los ojos están secos
si los ecos del recuerdo agonizan
si las tripas de la prisa son mil nervios
entonces,
calma.

Si el silencio está corrupto
si el poder también lo está
si te vas y te obligan a volver
entonces,
agonía.

Si compites y pierdes
si la pérdida es su risa
si nada queda por hacer
entonces,
movimiento.

Si la corriente es quietud
si la inquietud se paraliza
si te esquivan la mirada
entonces,
lucha.

Si se me congela la sangre
si se me cae el pelo
si el tiempo sigue juzgando
entonces
risa.

Si todo me parece absurdo
si el absurdo es como la nada
si este nado es un ahogo permanente
entonces
emerger.

Si la angustia vive en nosotros
si la bacteria del reloj nos atosiga
si el color del mundo es gris
entonces
caricia eterna.

Si de nada sirve un poema
si mi rumbo es una pérdida constante
si esto sólo es ceniza pura
entonces
cigarrillo
y escritura.
Escritura
si me nace del corazón o la sonrisa
si me duele la muerte del sol y del mundo;
escritura
sí.
Escritura
si necesitamos un cambio
si esperamos un sueño,
despertar.
Entonces…
despertar
con la escritura del cambio
con el cambio
para escribir
un nuevo mundo.

martes, 14 de junio de 2011

Resucitar

La fuerza de la vuelta
caminante paciente
/veloz enjambre inquieto
por la muerte que vuelve también

antes de que la flor prospere...

Regresar a otra montaña
desde el ceniciento campo de azabache
/observar desde la lejanía:
su sombra y ella
iluminada por un sol con mil pasiones

Ida y vuelta
Una vuelta a los porqués
a ese siempre
siempre propiedad del nunca tan insomne

Mejor saborear
el teñido parto del quizás
y abrir esa latente puerta
siempre dispuesta a hacer
sonar el piano de la vida

Resucitará mi enjambre de pasión
con la sonrisa exenta
mirar de magia,
aquél de niño...

Resucitaré cuando no respire de ese
cigarro tan mutuo
/el sumo humo del odio

Resucitaré...
resucitaré
cuando sueñe
de nuevo
sin pensar en el por qué ni en el jamás
Resucitaré...
cuando los absurdos
se conviertan en tal vez.

Resucitaré
cuando al abrir
el corazón
se estampe en mí
la palpitante melodía...

martes, 7 de junio de 2011

Estos días.

Banda Sonora del Poema.

Estos días grises de los que se escapa la luz
estos días grises que no se terminan de ir
estos días deslucidos que lucen sin una sonrisa
estos días opacos por los que paso sin preguntar…
no me cambian
no repetirán su monotonía en mí
no me dejarán sin salida
no me arrebatarán el juego al que juego sin más…

Estos días de amor sin caricias
estos días de risa sin voz
estos días de deseos encarcelados
estos días de lluvia tan seca…
acaricio al amor porque es una reliquia
me río con gritos para ser el ausente sol
libero el anhelo de sueños quebrados
y me empapo del alma que tienes tan llena…

Estos días
me escapo del muro
estos días
enciendo la lámpara con el humo
estos días
palpito con la razón del absurdo
estos días
/de muerte, tristeza y silencio/
me muero viviendo
lloro riendo
y callo gritando.
Estos días
la revolución nace dentro
estos días
se agitan la calma y el nervio
estos días
me quedo, me quedo, me quedo
buscando querer estos días. 


lunes, 6 de junio de 2011

Flamanjazz.

(Para leer al ritmo de este temazo, lentamente)
(Banda Sonora de la descripción; necesaria)


           Flamenco Sketches suena de fondo, o más bien de superficie sobre la cual las letras caen como cae sutil la primera nota de Miles. Asordinando el tiempo en un momento, en un pedazo de metal, en un pedazo de letra. Todo se va llenando de humo, de un canto de bebé llorando por estar recogido en el feto inútil de la esponja, la esponja de este aire que ahora respiro; algodonado hasta que llega Coltrane y recoge la sangre del esputo triste del mañana. Destronando mitos con una pasmosidad a Tenor con su sensibilidad, lanzando y eligiendo aire para llegar a una cima de la que cae, a la que vuelve, de la que cae y vuelve como un yo-yo. Puf, LAzos, DOrmidos, REvolucionando SÍlabas, FAntasía. Bill Evans sostiene la pena con un acorde irrisorio como para ser toda una esperanza y sin embargo, siendo más que la esperanza. Siendo todo lo innombrable del abrazo que deja caer los párpados al otro lado del abrazo; siendo todo lo innombrable de la lágrima que llega a la boca como un caracol a su planta para morir seco, como la planta; siendo Adderley llegando con su saxito por mi cuarto para recordarme un solo triste que acaba tocando puntos álgidos de amor alegre con un feel sexy juguetón y apasionado. Culmen y culmen de la lágrima que se vuelve al ojo después de escuchar esto. 
Un marfil percutido en la cama de unas cuerdas de metal por un corazón y unas gafitas y un pelo de tazón medio caído tienen su turno. Sin espejismos ni adornos, el piano eructa a poquitos y piannisimos (y qué pianísimo!!) la entrada de la ballena herida, trompetística y tímida de Miles. Su timidez se desplaza por el agudo tiempo como un gato por la barandilla que une dos edificios de 200 metros: elegante, seguro de que va a pasar y apagando la llama de la muerte...acabando la escena apoyando la garra, la mano o el cuerpo entero en el contra-tiempo del contrabajo y en la sutil respiración de un splash que me da el aire necesario para descolocar la organización y jugar una vez más.

(Sesión de grabación del disco Kind Of Blue, 1959)

sábado, 4 de junio de 2011

Carta a futuros visitantes:

Banda Sonora de la Carta.

Queridos visitantes, por esta carta (que quizá nunca leáis) podréis pensar que en este lugar nos damos besos y abrazos por la calle, podríais pensar que nos damos la bienvenida cada vez que entramos a un lugar, que nos queremos y respetamos. Pero todo lo contrario. Nos matamos entre nosotros. Sí. Por intereses que algunos conocen y que otros, simplemente, se limitan a esquivar. Nos matamos y nos odiamos con una eficacia máxima, como si fueran atributos de nuestro ser. Seguramente lo apuntaréis en vuestra libreta al llegar: “no aniquilar, ya lo hacen ellos solos”. También nos amamos. Sí. Pero con el tiempo se nos va olvidando, poco a poco, y las habitaciones de hotel y los cuartos donde dos amantes se aman van quedando como el refugio de las pasiones débiles, y las calles atestadas de gente respiran nuestro aire hostil y lleno de preocupaciones. Es raro. Nos volvemos torpes en el saludo, en el abrazo, en los besos y las caricias, y nos hacemos precisos y tecnológicos en el arte de matar –en muchos casos con el pretexto de la riqueza, término abstracto donde los haya-. Sí, sí, amigos, hacemos el amor, sudamos como animales, como seres pensantes  que somos, pero cada vez más el corazón se nos enfría con la tecnología y cada vez más pensamos menos. Pensamos menos en lo que siente el otro. En lo que puedas sentir tú al leer esta carta, por ejemplo; o en lo que pueda sentir una madre al ver como su hijo se desangra; o en lo que pueda tener en la cabeza las sonrisas que se ríen de todo esto. No sé, yo no sé en el resto del planeta, pero en Madrid la gente no camina con paso firme, la gente se deja llevar por todos los objetivos que ha perdido, convirtiéndose en los objetivos que han pensado otros por él o ella.  Es raro. Yo me siento raro. A veces pasan cosas buenas, como cuando salimos juntos a la calle y ya no nos dejamos llevar sin más, y buscamos un objetivo, el objetivo del cambio. Y allí entonces nos damos cuenta de todos los besos que no dimos y de todas las veces que no hicimos el amor por haber perdido nuestro objetivo; y entonces empezamos a vivir, a darnos energía y fuerza y risa y a recordamos tantas cosas que podemos ser; que por fin, empezamos a serlas. Eso es bello, hermoso. Espero que sigamos haciéndolo. Debemos aprender a querer otra vez. Seguramente penséis que tenemos que descongelar eso a lo que llamamos corazón y que nos sirve para vivir. Supuestamente, nosotros, la masa de gente que se ve a primera vista cuando habéis llegado a nuestra tierra, tenemos el poder de decidir nuestro futuro; en cierta manera es así, pero más cierto es que los gobernantes deciden por nosotros, con nuestro “beneplácito”. Lo cierto es que la clase alta de los que deciden son el ejemplo de todo lo que se nos olvidó ser: un beso, un abrazo, un corazón; y son el ejemplo de todo lo que no deberíamos ser: un odio frío, una distancia, una aparente corrección.
Queridos amigos, intentaremos cambiar todo esto para que nuestra tierra sea un lugar digno de lo desconocido; para que esta sea una tierra habitable y limpia, donde la suciedad tan sólo se llame caricia, beso, abrazo, y no se llama muerte, odio o destrucción.

Nos vemos. Un abrazo.


lunes, 30 de mayo de 2011

Onomatopeya

Plaf. Plaf. Plaf.
ehh!!
pum,
ahhh!
ohhhhyyy!
opps!
Urrrrrrrraa!
toc!
Tic
tac
tic
tac
tic
tac
El
tiempo
se
va
tu / yo
también.
Nos
vamos
y
no sabemos
a quién
le diremos
adiós!!
por
última
vez.
Por si
acaso el ocaso
viene
a buscarme
hasta
luego.

Nos
vemos
en el viaje
que
nunca
podremos
describir.
TIC
TAC
TIc
Tac...
Chim;
pom.

martes, 24 de mayo de 2011

Ausencia

A veces creo que no soy
más que una ausencia...

Me siento aquí, sobre un sofá,
o sobre la nube que imagino,
o sobre los pies y las piernas
mientras camino y
me pregunto
si tú, o tú, o tú
sabrás si estoy o no,
si estoy como podrías estar


solo, con la sola soledad
de estar vacío
de estar
sabiendo y saboreando
el hecho de que soy, de que soy
el amigo que ya he perdido
                                 /de que soy
el niño que fui
/pero que soy
todo...todo cuanto ya no ves/ todo
cuanto se ríe el espejo
al ver
al pequeño que corretea por la pasión vivaz
luchando por no ser
la ausencia que ahora
miras,

pronunciando una palabra
o cien
que se van cuando dejas de
pensar que ya
-aunque siga aquí-
me he ido.

Me he ido
de la mano del pasado y de la del
frío que hay en casa,
me he ido
en busca de la misma
búsqueda,
la de mí,
la de ti, la del mundo entero
/es algo parecido/

Pero la lucha es inútil,
me postraré en tu recuerdo
como una foto /moldeable y frágil/
mañana llegará
mi rostro a ti,
se irá para jamás volver
hasta que vuelva
al sitio
en el que jamás he estado
pero del que nunca
me he ido,
y cuando agarre de
nuevo el cigarro
/de nuevo
me fundiré con el
humo
para llegar a ti de alguna forma.
Seré humo
y te propondré posturas
jamás vistas
y harás
que me quede muy dormido



y así, sobre la cuna
del sucio cenicero
vivirá la magia de un zagal
que vino para
ser fuego presente
pero que sólo y solo
está ausente;
helado
de tu calor
como una estatua mirando caer
la nieve sobre la calle ajena y vacía
/y vacío
vacío como el vacío
de tus ojos
cuando me miras y me miras
sin ver cómo ni
quién ha esculpido
mis ayeres que ahora
-sólo ahora-
coinciden con tu mañana;

y sobre el baño de miel
que entrará por tu ventana
mientras tus ojos se apartan
la persiana
dirás lo que te digo
sin saber
que durante algún segundo
he estado aquí,
contigo.

Y aunque ahora la timidez
haya dejado de
partir mi lengua para convertirla en
mudo sigilo
/me pregunto
si mi voz o
si las letras que me escribo
son más niebla entre la niebla
o una mano que recorre el braille
que imagino
sobre la pared de tu alma...

y pensando
que las ausencias
/aún con ojos abiertos pero inadvertidos/
también tienen algún sueño:
que veas los ojos
con los que veo lo que miro.

Luces

 
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