lunes, 29 de agosto de 2016

DÍVKA A VLAK // NIÑA Y TREN

(mi primer poema traducido a otro idioma; gracias a Pavel —alumno de mis clases de conversación de español— por la traducción)

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Dívá se jak vlak projíždí aníž by ho čekala
v jejích očích se zračí
krajina - světlo smáčí tajemno
vítr - stín s pískotem těch na věčnosti
a vzduch - údiv v němž pulzuje prázdnota

mezitím ubíhají dny, běží
s lhostejností k zapomenutým snům
jež zapomínáme (vlaky které projíždí a mizí)
protože zapomínáme na most mezi prázdnotou a tím kdo na ni myslí

ale ona hledí na vlak bez čekání
zdraví ho
hlasem jasné svatojánské mušky
/rukou, jež nebude spřádat oprátky/
a vzpomíná:
krása má dost nesmrtelného času
zatímco uhání

vlak s pasažéry v srdci jejího pohledu

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mira pasar un tren sin esperarlo
/en sus propios ojos reconoce
el paisaje -luz con que se moja lo escondido
el viento -sombra en la que silban los ausentes
y el aire -asombro en que palpita hasta el vacío

mientras los días se suceden pasan
con la indiferencia de los sueños que escupimos
olvidamos -trenes que pasan se suceden
caen-porque olvidamos
el puente entre el vacío y quien lo piensa

pero ella mira un tren sin esperarlo,
lo saluda
con la voz de una luciérnaga
/la mano que no va tejiendo sogas
y recuerda:
la belleza tiene el tiempo a su favor
mientras avanza

un tren con pasajeros en el corazón de esa mirada


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**poema perteneciente al libro 'Temblor' (2016, inédito)

miércoles, 24 de agosto de 2016

irreal

no...
yo no soy estas palabras.
yo no soy estas palabras como aire en la boca de mi fuego
/no me alimentan ni me tiemblan ni crepitan:
son una cicatriz del hielo que me muerde 
cuando existo.

Lo siento.
No soy estas palabras.
Ni siquiera he podido nunca ser un pájaro
/el color blanco es tan inalcanzable
como verme en la sonrisa de mi boca
como verme en las sábanas del animal que fuimos, que podríamos haber sido. 
No soy los pájaros blancos de este ahora que te dice
la sombra de los árboles o el candor
de las lenguas apagadas pero compartidas. 
Y tú tampoco /porque no nos compartimos. No hubo chance
/no podré llegar jamás a un sauce con palabras.

Estas palabras son tan sólo lejanía.
Y nunca quise tanta grieta.

he escrito para recordar que existo
y que tú también fuiste posible
antes de que me hicieras ser estas palabras.

Mi piel mi cuerpo los huesos de mi risa
están ardiendo. 
Ésa es mi única verdad
/la lejanía ahora aquí 
aquietando los verbos del vivir.



martes, 23 de agosto de 2016

entreLíneas***

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alguien querrá meterme entre dos líneas,
llevarme al filo del cuchillo/ el tiempo cercenando en su carnívoro silencio mi propia piel cansada o mundo 

pero mientras,
una cuerda de voz canta los pájaros que cantan mientras vuelan y también son línea y más/
la música debajo de los piélagos,
los cuerpos enterrados en la arena
están diciendo

están diciendo un horizonte amortiguado
pero los relojes se deshacen todavía
en la playa de alcohólica finura 
donde las cometas vuelan soplo de nostalgia.
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(adiós, maldita línea, Adiós.)


***poema perteneciente al libro 'La cronología de los pájaros', (2016, aún inédito)

lunes, 15 de agosto de 2016

Pájaros de piedra

la estatua mordisquea el bosque de tu sangre
tan de lejos/ mírame
de cerca por favor de cerca
aunque una sombra de barrotes te aterrice /ponga
nombre cuerpo ahí dentro de ti
toda la duda, transatlántica
tú dentro de ti —tu corazón
lejano—

esta palabra tan de cerca
por favor de cerca vuelve a contestarte
con el rumor que avienta tu aleteo
aquí, dentro de mí
tus pájaros sin duda como pétalos que caen y gritan
música, un humo como un fósil que se queda
nada efímero tu arpegio de candor donde mi oído
tan de cerca fósil —nada efímero
el gorjeo derritiéndome la piedra en ti
en mi sangre ahora derritiéndose
de cerca... la música de las preguntas insalvables
siendo un mar más quieto después de la tormenta
dentro tú de mí —un mar de cerca

y sin embargo el tiempo está
piando la quietud, ¿verdad? un pájaro muriéndose
quizás para habitar el tálamo de todos los adioses, 
¿no es verdad que en tus espejos soy 
tan sólo un cuerpo un vómito de odio de interrogación
y el lugar siempre lejano,
el abrazo que no fue porque me pensaste en tu ceniza
y siempre la cuestión irresoluble de nunca estar mirándote
derretida en mí con la ternura de verte estar pudiendo?
¿Acaso no es verdad que nos seguimos observando
como pájaros de piedra en horizonte de quizás?




lunes, 8 de agosto de 2016

Conversación con el árbol Sombra (I)

No sé. No sé si entiendo bien eso que dices. Los lugares que yo habito nada tienen que ver con esas cuerdas o esas sogas o esas pequeñas muertes que, según dices, algunas personas se imaginan en ti. Me dices que no crees que quieran conocerte y es como si alguien pensara que tus manos llevaran cadenas afiladas o una piel como metálica, regueros de asfixias en tus dedos... algo así, un imposible en ti (porque con verte ya lo sé; y sí, te veo). 
Parece que esa gente está eligiendo el mundo con un velo de distancia entre los ojos. 
—Sí... Y yo sólo requería algún contacto, un dejar pasar el tiempo con la sensación de poder decir "otoño" sin estar sintiendo que también me estoy cayendo, no querer más durante tanto tiempo ése fugaz hiriente hueco, malditos pedacitos de vómito de miedo en mí, en la tripa o en el alma o en las palmas temblorosas de mis manos. 
Sólo quiero conversar como conversa el mundo. Nada tan fácil como eso. Un clic donde se enciendan —un poquito, tampoco demasiado— las horas donde no retumben los relojes henchidos de soledad absurda, demasiada absurda soledad inacabable. 
No me molesta estar tan solo. Pero aquí dentro —quizá tú lo sabes bien— hay como un impulso de raíces hacia fuera, un envite hacia la luz donde bucee algún deseo ya no en mí sino en lo otro. Otros ojos donde la voz sea como el mar cuando te escucha. Una playa, una vasta línea y un cuerpo ínfimo metido allí, tan vertical como el bastón de la esperanza.

los murciélagos*

todas las noches
los murciélagos —mi humo y los murciélagos—
y su gemido breve, hacia dentro como un mirlo
del revés. 
Mi humo es el grito de la soledad tan hacia dentro

todas las noches
los murciélagos, el grito y los murciélagos.
Me protejo en su nido,
soy el gemido breve que habla conmigo
tan hacia dentro siempre
como la soledad de espaldas

todas las noches
—no los grillos—
los murciélagos, la sombra y los murciélagos.
Se recorta mi humo en siluetas
de tiniebla/
son el cuerpo de los gritos
las variables formas del miedo —su mano
tapando mi boca la saliva
hacia dentro
como la soledad de espaldas

todas las noches
los murciélagos, la noche
el grito el humo
y los murciélagos
que gimen sufren
que vuelan vuelven
que gimen sufren más...

Pero cómo va a sufrir el humo —dices.

todas las noches
sufre el humo y no lo escuchas.
Todas las noches
los murciélagos, el humo grita y los murciélagos
me sufren /no lo escuchas.
sufre el grito en el cuerpo de mi humo,
de golpe caigo al nido del cigarro
—no lo escuchas.

Todas las noches
los murciélagos, el grito, los murciélagos y el humo
en mí
sufriendo. Hacia dentro
como la soledad de siempre.


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poema perteneciente a 'La cronología de los pájaros' (2016, inédito)



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