estoy hablando del eco
de los seres que respiran bajo las fotografías
/cuerpos como tierra para habitar el crecimiento.
me marcharé a esas bocas
siempre sin auxilio
me refiero
a la blanca música en las piedras
/por debajo
de las letras vagan otras manos,
los gusanos alegres del amor
besando ciegos las raíces de la desmesura lenta
el paso lánguido de terminar por abrazar a las ausencias,
descubrir que la primera palabra empezó ahí.
Hemos de crecer para deshabitar el hueco
debajo del poema
un animal va de concha a concha
habitando refugios
de peligros
de mares que son tiempo inacabado, memoria
honda como un mar de sangre en la convulsión
de lunas y mujeres, que arden como vahídos dentro
como otoños
restos de amores incompletos
cuerpos de pianos invisibles.
me marcho a la precisa hora en que la música comienza
la muerte es un animal hecho de espera.
me refiero a la huella de los sonidos inaudibles
al ras y por debajo de la sangre
¿quién habla por mí desde mi origen?
cuerpos que conectan sus raíces
como tierra para otros crecimientos
más allá de mi lengua
más acá la voz de un invisible
quizá tan sólo la memoria del humo
la forma de los niños a la orilla
y en su pie todos los azares
como endechas breves de burbuja antes de la asfixia
bajo el mar todos los mares
en ellos crezco tras partir como
barcos sin el motor del dónde
en la singladura quién
y en el naufragio los brazos del cansancio
aferrados a los hálitos más últimos
/aire reciclado ciclo a ciclo y seísmo por seísmo:
el ritmo forastero de otra voz
que nos aliente... estoy hablando
de ese eco:
me refiero a respirar debajo del poema
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poema perteneciente al libro 'Huellas de árbol' (inédito)
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