miércoles, 26 de diciembre de 2012

El perseguido


Le persiguen las manos de nieve del error y el miedo.
Está desnudo y se esconde, pero hace frío en sus paredes
donde el desencuentro le lanza al bosque donde hay roca afilada y pies,
los suyos, heridos por este camino donde huye de todo y todos
y la soledad es fría.

El camino se estrecha
el perseguido que soy consuma su sonrisa, pisoteado
por los pies robustos del reloj de arena.
A cada grano caído se cae
recae y recae y no sabe nada del tiempo -lleno de miedo-
y el perseguido transforma su lágrima en arena
(arena que cae).

Los pulmones trepan hasta la boca con
su dolor y su sabor sangriento y los pulmones respiran el
dolor, causando heridas.
el perseguido se despide del mundo dañándole
con la rabia inmadura del llanto que grita en medio de todo un desierto.

En él vence la sombra
y a dentelladas intenta despedirse de la sombra;
muerde los troncos de los árboles que uno a uno caen.
Cuando todo está caído el cielo es una  sombra, más nueva más compacta y más perfecta.

Huye y no sabe a dónde, como un pájaro huyendo de la Madre tierra,
huérfano de cielo
hijo del miedo que le persigue desde el espejo.

Corre y corre y se fatiga como la liebre perseguida.
como la liebre perseguida volviéndose hecha monstruo
y devolviendo un grito huidizo y tremendo y lleno de zarpas y dolor inconsciente
haciendo heridas con las garras del miedo.

Por fin
una vez estallada la semilla donde se escondió el vacío y donde el miedo dice adiós
rebrota el perseguido de su sombra
y ojalá no sea tarde para volver sin ser del miedo.


1 Comentarios:

Eva dijo...

Duele sólo de leerlo. Abatimiento, grito angustioso. Muy muy expresivo.

Luces

 
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